miércoles, 25 de noviembre de 2020

"Mi manzana roja"

 

"Mi manzana roja"

Los sabios recuerdos, son esos mojones a los que siempre recurrimos porque nos han enseñado algo que no se escribe, no se habla,  no se escucha, va por el andarivel de lo etéreo, de lo abstracto, como el viento.

 Y se mueven las ramas y caen las hojas y pensamos ...ahh era eso... es la sensación de estar atados al más allá, de una manera sutil, pero cierta. 

Es oír esa música sagrada, que nos va indicando el camino, en esta vida sorprendente. 

Y todo se volatiza en ese ámbito. Todo se disuelve. 

El silencio lo abarca todo, con su perfume exquisito  y persistente. 

Casi el país de las naderías para  Borges, casi el país de los misterios para mí. 

Pienso a veces dónde va el amor de las personas que se aman.

De las mascotas que amamos. 

De los amantes que se separan.

 Dónde. 

Y estoy segura que también habitan ahí. 

En ese arcón donde hallamos lo más amado y preciado de nuestras vidas, para vestirnos en el momento adecuado con su enseñanza y su brillo. 

No se puede analizar la realidad, si no evaluamos en un segundo, el antes, el ahora, y el después. 

Estamos acostumbrados a los análisis políticos, que poco comprendemos, pero aprendimos a ser buenos alumnos y los hacemos. .

 Nos han reducido al comentario sobre el precio del tomate y de la papa, como si de eso, se tratara la vida.

Nuestra vida, jugada al azar por otros, en quien depositamos nuestra confianza y muchos, hasta su fe.

Y huyen las miradas, porque de alguna forma estamos avergonzados. 

Sentimos esa ausencia de conocimiento y sabiduría. 

El poder de amarnos los unos a los otros.

La mezquindad, de mirarnos en el espejo y preguntar quien es el más bello. 

El encuentro fallido con el otro y con nosotros.

La despedida con ese, "no se qué" que nos faltó decir o hacer. 

El milagro de vivir de verdad. 

Con Dios.

Siendo justos y reales, compasivos y virtuosos.

Nos han informatizado la esperanza, el alma, el ser. 

Nos informatizaron a Dios, el destino y el honor. 

 

Por eso, me gustan las mariposas monarcas,. tocarlas, para de alguna manera, tocar a Dios. 

Me gustan los pájaros, que tienen una hora exacta para cantar y me levanto con ellos. 

Me gusta aplacar la sed de las rosas, que me necesitan para vivir. 

Me gusta estar en el jardín secreto real y en el otro, donde descuelgo poemas, o escribo para plasmar mis sensaciones en esta travesía maravillosa de vivir. 

Me gusta mirar el cielo e imaginar que un día llegaré a tocar su celeste intenso. 

Me gusta sentir, que existe un paraíso, donde todos seremos felices y donde no existan los tomates y las papas, ni los pueblos oprimidos por tiranos. 

Sueño alcanzar  mi manzana roja, para compartir con todos ese sueño. Esa osadía. Esa epopeya. 

Mientras tanto mi sangre otomana bulle. No se entrega, porque sabemos que el cielo es nuestra tienda y el sol nuestra bandera, por eso vencemos o morimos, pero nunca jamás entregamos el honor. 

Alia Hakima Kader Tetik 

todos los derechos reservados

Combatiente de la fe.


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