(En el pensamiento sufí, existe la idea de que el Oriente está arriba, detrás de los ojos. No es un Oriente físico sino místico, espiritual. Para llegar a él, a ese Edén, el camino es la devoción... devoción por un amor, por una tierra, por una palabra)
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Ésa palabra devoción,
son las raíces de mis árboles,
que trazan el mapa de mi vida.
Son los circuitos infinitos, de mis amigos con alas,
bebiendo en el agua sagrada, infaltable y cristalina...
aleteos y trinos, de un paisaje remoto,
que llega hasta mis días....
Ésa palabra devoción, un paisaje que me inspira,
de vinos, olivares y naranjos, Palestina querida,
sonidos ancestrales, en el baile de mi vida.
Son relinchos, ladridos,
balidos, gorjeos, graznidos,
búhos ululando, zumbido de abejas,
concierto de eternidad, que me atraviesa
generaciones enteras, de anteriores...
Mis manos tejiendo la naturaleza,
gajos,que se hacen flores, para servir la mesa,
del celestial amado, universo y estrellas...
Mi sangre que se ensancha,
en el mar del amor,
con nietos que nacen, mis astillas
puro arena de desierto y palmeras,
puro sudor de camellos y kufiyas.
Devoción es el oasis,
donde viven los recuerdos esos...
atados al hilo dorado,
de mi pensamiento,
a las hebras plateadas,
del manto de mi abuela,
sus palabras y rezos...
Un puente desde oriente,
impregnado de mar,
noches y días, soles y brumas,
estela de espumas, dibujando adioses
esperanza de retornos,
que no sucederán...
Jerusalem atrás,
la guerra y las familias,
vides, algodones y olivares...
Haifa y Acre
Trípoli y Gaza,
Sidón Eyalet,
emires y sultanes...
Guardo esos temores,
esas valentías...
perfumadas de almizcle
esas devociones....
En capullos de seda,
mi tribu... y mis amores...
Allia Hakima Kader Tetik
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