Querido abuelo.
Esta es mi manera de enorgullecerme de vos. De decirte que no pasaste en vano por esta vida. Que siempre te recordaremos. Que la gota de sangre calabresa que dejaste en mis venas, junto con la gota sisciliana de la abuela y la gota árabe de mi madre, me hacen lo que soy.
Eso querías que recordaras? eso que la sangre protege me decías, entre tus tantos cuentos campesinos que poco comprendía y ahora caigo en la cuenta de tu herencia gaucha. Que las vacas, las gallinas, el sol del amanecer en el campo te inspiraron esos poemas que escribías. Que el sentido de familia que nos inculcaste es un tatuaje en mi alma y siempre lo tendré presente, más allá del intelecto, en mi corazón. Porque las personas que amamos siempre habitarán en nuestro corazón.
Estoy siguiendo una tradición turca que dice que durante cuarenta días el alma sigue aquí y una vela se mantiene encendida en nuestro interior quemándonos con su dolor. Por más que intento esquivar esa herida, duele mucho abuelo. Me pregunto si alguna vez te veré otra vez y las respuestas se escapan como globos por los cielos. Adios abuelo, mi amor pudo protegerte hasta el últitmo momento, desde que me llamaste para que te asista. Y no me importó si era o no covid, "que no lo era," corrí a tu lado como aquellos días de mi infancía donde me cuenta mi madre que con un año y medio me dejabas sola en la calesita de almagro, donde me llevabas todas las tardes y mamá se enojaba. Tu complicidad en algunas cosas que la abuela no quería contarme pero vos me las decías por lo bajo.
La cumparcita que te puse para que escuches hasta último momento, que si bien querías que yo te la cantara abuelo, mi garganta estaba cerrada por las lágrimas contenidas en tu presencia. No pude llevarte un sacerdote y eso me quedó...pero toqué tu pecho y recé un padrenuestro y todos despues me dijeron que con eso bastaba para que Dios te recibiera en los más altos cielos.
Abuelo, moriste porque te oí decir basta. Eran demasiados años, para soportar morir en cautiverio... un paisano, acostumbrado a pisar sobre la pisada de las vacas, con fríos que te calaban el alma pero te hacía sentir que estabas vivo, que ésa era tu vida, tu razón de ser.
Moriste porque todas las personas mueren. Porque desde que nacemos todos integramos esa larga fila sin distancia, que es nuestro destino final.
Moriste de humano. Moriste de abuelo. Moriste de campesino. De padre.De hijo. De esposo. Moriste de poeta y moriste de tanguero.
Hoy, en la gran confucíon de palabras y conceptos, han saltado por los aires, la vida y la muerte.
Pero yo corrí hacia vos, impulsada por el amor, que es más fuerte que la vida y nunca sentí temor de nada porque tus palabras ahora cobran sentido para mi. "El amor protege"
Miles de muertes se registran por día, por razones como la tuya. Porque elegiste el camino final y nos lo dijiste. No quiero vivir más. Todos sabíamos de tu dolor de perder uno a uno tus hermanos, que nunca se separaron y aún sus familias se mantienen unidas. Eso me queda de tu tanada. De tu adíos, con la disculpa colgada en tu mirada y este inmenso dolor, cuando estaba tan feliz de haberme recibido y te contaba mis proyectos. Bienvenida a la vida real dice mi madre. Y..si, la vida me ha tironeado del cabello. Me ha dado un sopetón. Pero siempre me quedarán tus palabras en el alma abuelo y el tintineo de tu voz llamándome "nenita".
Te prometo que cantaré los tangos que tanto te gustaban y en cada estrofa te miraré a los ojos. Vuela hacia tu campo celestial para ver amanecer junto a Dios. Ailin
