La vasija dorada / Poemas / Historias: "Espera un poco"

viernes, 27 de junio de 2014

"Espera un poco"

Homenaje a Lola, mi amiga mendiga que nunca olvidaré, que conocí cantando en el ómnibus y busqué impertinentemente adentrarme en su mundo de dolor y espera por Ramón que había muerto y ella nunca lo aceptó. Hoy Monina , como me llamabas te recuerda en un escrito donde deseo dejar plasmada tu vivencia y mi recuerdo de amor, Lola querida.

Siempre llora Lola en el recuerdo
quedó petrificada de tristeza
ella que alegraba pasajeros
subida a lineas sin ninguna meta

cantando aquellas canciones

de una España que añoraba

de un pasado que lamenta

Ramón volvía en las tardes

al caer de los ocasos

ella extendiendo sus brazos

caminaba en las esquinas

consultando los horarios

con su bendito rosario

con el amor siempre a cuestas

como un perro que menea

su cola buscando dueño

olfateaba las respuestas

aunque nadie la escuchara..

aunque ninguno la viera

"_a que hora vendrá Ramón...?

alguien lo ha visto?
juntos vinimos de España

de la vieja Santander

por eso lo estoy buscando
hoy mañana ... ayer_"

Entonces vuelve despacio
a su jardín inventado

de maderas rejuntadas

amontonadas y secas
para sentarse en su casa

con la puerta siempre abierta...

_me gusta mirar las ramas
ver como las mueve el viento
siento que me están hablando
las miro y vivo de nuevo..._

dime tu...

_ vendrá Ramón?

el te dijo que venía?

a que hora dime Monina ?

a que hora vendrá Ramón?

Monina nunca te miente

solo de mirar tus ojos

me he quedado sin palabras

detenida en su celeste...

Si Lola ...

vendrá Ramón

el me pidió que lo esperes

si no es en esta tarde

tal vez mañana regrese

tu espera...

sigue mirando las ramas

como mecen tu tristeza...

sigue cantando en los buses

esas penas que te aquejan

y recoge las maderas

matando horas en tu mente

y pregunta los horarios

total no escucha la gente

y vuelve por esas cuadras

con tu cansancio de muerte
hasta que vuelva Ramón

hasta que un día lo encuentres...

Allia Hakima Kader Tetik

Mahmud Darwish

En la tradición mística chiita del Islam, muy posiblemente influenciada por las doctrinas que con los objetos traían las caravanas venidas de Afganistán e India y sobretodo por el pensamiento sufí, existe la idea de que el Oriente está arriba, detrás de los ojos. No es un Oriente físico sino espiritual. Para llegar a él, a ese Edén, el camino es la devoción... devoción por un amor, por una tierra, por una palabra. Siguiendo esta tradición, para Mahmud Darwish el Oriente místico es una su Palestina. Una tierra pérdida, despojada, condenada al exilio como el hombre que la canta; el poeta más leído del mundo árabe.
Nacido en el pueblo palestino de Birwa en 1941, muy cerca de Acre, crece a caballo entre retazos de Palestina, Ramalla y Beirut. A su manera lucha por Palestina, aunque reconoce que no hay pasado ni presente sólo una continuidad. Un hilo tejido y destejido que va de Esquilo a la mujer amada y se anuda con la poesía; la búsqueda de una poesía pura. Murió en agosto y 2008, tras una operación a corazón abierto, en Houston. Murió así, llanamente, porque los palestinos también mueren viejos y arrugados y sus funerales se acompañan con flores y poemas; no sólo los matan.

Liturgia del adios M.N.

Tu voz tempestuosa, a lo lejos, suena como un trueno triste, tiene los sabores de un bandoneón irreverente, de una salida al mar, de un adiós dicho en secreto. Tú, jugador insaciable de la posibilidad, diestro en el arte de caer, animal de caza dispuesto a ser la presa, a comer del cuerpo desnudo del amor, me miras y un eco doblado en tres partes palpita en tu sombra. Eres el artilugio del pecado, la sensación de la locura, pero también el haz de luz que a veces irrumpe en mi mañana sin sentido. Ahora tu alma está encorvada, cosida con hilos rotos, y tu luz se ha transformado en el duelo de un ave.

No ver pasar al mundo desde el balcón trae consecuencias. No quedarse fisgoneando a los demás y agarrar a la vida de brazos y piernas a veces es doloroso. Porque a la vida, como a ti, le gusta ser perseguida, le gusta evadirse, camuflarse, arrebatar, dejarnos. Un día nos dejará como si no nos conociera, como si jamás la hubiéramos amado. Nos dejará sin contemplación, como dejó a tu gemelo. Quizá nosotros le ganemos la partida, y podamos decirnos adiós.